El paisaje de Ponte da Barca, que abarca más de la mitad del territorio del Parque Nacional Peneda-Gerês, se imprime a color en retinas cansadas por el estrés urbano. Son imágenes de manifestación y bendición de la naturaleza que dan forma a la memoria colectiva de un pueblo que con ella estableció una complicidad intrínseca: montes que fueron determinantes para su protección; el río que lo ligó a la vida y al progreso, y el verde paradisíaco de todos los rincones más secretos.
El Jardín de los Poetas contiene algunos de los principales monumentos y es un lugar ideal, junto a los parques a la orilla del río, para picnics y paseos, por su ambiente tranquilo y encanto bucólico.
Podemos encontrar en Ponte da Barca el excelente contraste que sólo experimentan los que la visitan y se enamoran de sus bellos paisajes, de la gastronomía - aquí la lamprea, la puesta barrosa, las rabanadas de miel, las quejadas de naranja y el vino son todos reyes - y de una artesanía intemporal - encajes, bordados y tejido de lino - para guardar con cariño. Se añaden las romerías, un pueblo hospitalario y tantas otras potencialidades que hacen de la Barca un destino apetecible.